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Diez libros sobre la Primera Guerra Mundial que todos deberían leer

“Las lámparas se apagan en toda Europa.No volveremos a verlas encendidas antes de morir”Edward Grey, ministro británico de Exteriores (1914)

Publicado: 2014-01-08

Ahora que empezó el 2014, conviene tener muy presente que este será un año pródigo en conmemoraciones. La más importante y significativa de todas será, sin el menor asomo de duda, la del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, o la Gran Guerra como también se le conoce. Así, la lluvia de publicaciones, exposiciones, congresos y todo tipo de actividades sobre aquel “largo túnel de sangre y oscuridad”, como la denominó André Gide, estarán, casi seguro, a la orden del día y de manera abrumadora. Un poco para sumarnos a esta conmemoración les alcanzo una lista sobre “Los Diez libros sobre la Primera Guerra Mundial que todos deberían leer”. No es una lista, como podrán darse cuenta, para especialistas sino una dirigida a un gran público destinada a ayudarlo a conocer y comprender esa conflagración mundial. Tampoco es una lista exhaustiva, pero sí una bastante recomendable para conocer más y mejor la “guerra que acabaría con todas las guerras” y que, sin embargo, inauguró un siglo de conflictos tan demenciales como atroces.  

1. Los cañones de agosto (1962), de Barbara W. Tuchman. Es, de lejos, el libro que toda persona interesada en esta contienda debería leer. Y si no le interesa la guerra, debería leerlo de todos modos porque se trata de uno de los libros de historia mejor escritos de todos los tiempos. Aunque se centra, como su nombre lo indica, en los primeros días de la conflagración es el libro que mejor ayuda a entender cómo y por qué se inició la guerra. Un auténtico clásico que nadie debería dejar de leer. Y si luego de leerlo queda convencido del extraordinario talento narrativo y expositivo de Tuchman, busque el resto de sus libros. No tienen pierde.

2. La Primera Guerra Mundial (1994), de Martín Gilbert. Gilbert, un reconocido historiador militar inglés y biógrafo de Churchill, es autor de muchos libros apreciados por los especialistas, pero es por esta obra que ganó un reconocimiento público y académico mundial. Aunque su voluminoso número de páginas puede desanimar a cualquiera, quien empiece a leerla se dejará arrastrar por su lectura como la mejor de las novelas. Erudito, completo, emotivo, pormenorizado, el libro de Gilbert es una auténtica enciclopedia sobre el tema que, pese a los numerosos libros aparecidos desde el año de su publicación, no ha sido superado. Tanto es así que ni el propio Gilbert pudo superarse a sí mismo cuando intentó una historia de la Segunda Guerra Mundial en dos tomos, la cual está muy por debajo del nivel esta magnífica obra.

3. Sin novedad en el frente (1929), de Erich Maria Remarque. No solo los libros de historia cuentan el horror y la crueldad de la guerra de manera fidedigna y diligente. Esta novela, considerada la obra antibelicista por excelencia, es un alegato contra la guerra como pocas veces se ha escrito. Desde su publicación en 1929, muchas generaciones, a lo largo y ancho del mundo han bebido de sus ideales que no son otros que el rechazo a todas las mentiras y embustes que se tejen alrededor del patriotismo, la guerra y la vida militar. Su popularidad le ha merecido ser llevada al cine en dos ocasiones y a la televisión en una (hasta donde yo recuerdo) con distintos resultados. Pero nada empaña el mensaje que entrañan sus páginas: la guerra es nauseabunda, inmoral y embrutecedora. Sobre todo, esto último. El mejor homenaje y reconocimiento que este pequeño libro recibió provino de los nazis, que lo prohibieron y quemaron miles de sus ejemplares en 1933 acusándolo de pervertir el espíritu de los jóvenes germanos.

4. La marcha Radetzky (1932), de Joseph Roth. Aunque la novela se centra en la historia de una aristocrática familia austro-húngara desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, en realidad sus páginas encierran el canto del cisne de un mundo y sus valores sociales y culturales que sucumbieron tras finalizar la guerra. Las tres grandes dinastías que desaparecieron - los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov- y los cuatro imperios que se derrumbaron - el de los zares, el otomano, el alemán y el austro-húngaro – encuentran en la historia de la familia Trotta el capítulo final de un desmoronamiento tan inevitable como dramático. Es una de las grandes novelas históricas y políticas del siglo XX y una de las mejor escritas el siglo pasado. Solo Thomas Mann eclipsa la obra de Roth con su monumental “Los Buddenbrook”. Nada menos.

5. La Gran Guerra, 1914-1918 (1968), de Marc Ferro. De todos los manuales u obras de síntesis que existen sobre la Primera Guerra Mundial, destaca esta obra que ha conocido tantas ediciones y reimpresiones como traducciones. Un honor bastante merecido porque Ferro va más allá del facilista método de presentar de manera apretada y cronológica una lista de batallas y personajes que finalmente no dicen nada. Ferro compone, en poco más de 300 páginas, una obra que analiza tanto los aspectos militares como las cuestiones económicas, geopolíticas y hasta sicológicas y morales de un conflicto que cambió el mundo para siempre, pero que no se libra de las simpatías y prejuicios que el autor no se molesta en ocultar. Con todo, sigue siendo una obra imprescindible aunque algunos títulos nuevos aparecidos recientemente la hayan superado (y con creces).

6. Adiós a las armas (1929), de Ernest Hemingway. Otra novela fundamental ambientada en la Gran Guerra. Aunque fue la obra que lo consagró, no es uno de mis títulos relevantes de Hemingway, pero su enorme popularidad obliga a incluirla en esta lista (yo hubiera preferido hablar, por ejemplo, de “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, de 1916, de Vicente Blasco Ibáñez, pero en ocasiones hay que hacer concesiones). Es una novela casi autobiográfica, en donde Hemingway narra la historia de amor del voluntario estadounidense Fredrerick Henry con la enfermera inglesa Catherine Barkley, enmarcada en la conflagración mundial lo que le permite al autor explayarse en todos los tópicos que caracterizan su obra: el idealismo de la guerra, el heroísmo y la virilidad de sus personajes y el destino trágico de sus héroes. Como ocurrió con la novela de E. M. Remarque, ha conocido varias adaptaciones cinematográficas con desiguales resultados.

7. Los siete pilares de la sabiduría (1926), de T. E. Lawrence. Otro voluminoso título (un auténtico bodoque de casi mil páginas sobre la campaña inglesa en la península arábiga durante la guerra) cuya lectura puede resultar pesada para cualquiera, pero que no defrauda a quien asuma el reto. A camino entre el libro de historia, las memorias y la novela de aventuras, Los siete pilares cautivaron a toda una generación y gozó de una fama y un reconocimiento en su momento que hicieron mundialmente famoso a su autor. El gran David Lean hizo una magnífica versión cinematográfica del libro, “Lawrence de Arabia”, que contribuyó todavía más a engrandecer la fama de Lawrence. Un dato curioso respecto del libro y su versión cinematográfica es que en esta última el pudor de Lean disimula muy bien, apenas insinúa, ‘lo que le hicieron los turcos’ a Lawrence cuando este fue capturado, pero que el aventurero inglés describe con vívidos detalles en las páginas del libro. Pero si a pesar de lo dicho solo se conforma con ver la película, por lo menos lea la versión abreviada que el propio Lawrence hizo de su libro, “Rebelión en el desierto”, pero que es difícil de hallar.

8. Todo lo que debe saber sobre la I Guerra Mundial (2007), de Jesús Hernández Martínez. Otro libro manual que no tiene pierde, aunque desde mi punto de vista bastante inferior al de Ferro. Pero lo firma un autor, historiador y periodista, que se ha especializado en esta clase de libros-resumen o “Breve historia de…” y en los que se ha vuelto un auténtico experto. La prueba de ello es este, que es el mejor de todos los que ha publicado (casi todos los que ha escrito son sobre la Segunda Guerra Mundial), y que, como ya es habitual en él, está repleto de múltiples anécdotas y datos poco conocidos sobre la contienda que hacen amena su lectura. Por cierto, se consigue fácilmente en Lima.

9. Los siete pecados capitales del imperio alemán en la Primera Guerra Mundial (2006), de Sebastián Haffner. De todos los libros importantes aparecidos en los últimos años sobre la Primera Guerra Mundial, he escogido este que ya tiene un buen tiempo (y relativo éxito) en los escaparates de nuestras librerías (hasta donde sé, el publicitado libro de Margaret MacMillán, “1914. De la paz a la guerra”, todavía no ha llegado a Lima y el de Max Hastings, “1914. El año de la catástrofe”, tiene un precio casi obsceno -algo realmente lamentable porque Hastings es uno de los historiadores militares más interesantes de los últimos tiempos). Como su nombre lo indica, Haffner compone siete ensayos sobre siete errores que causaron la ruina de Alemania y en los que la característica común es que acaba con varios mitos sobre la derrota alemana y la famosa “puñalada por la espalda” que divulgaron los nazis para ganar popularidad e iniciar su carrera de odio contra los judíos. Sin exagerar, un clásico moderno (al menos para mí).

10. La caída de los gigantes (2010), de Ken Follet. Primera parte de una trilogía con la que el famoso autor inglés de best sellers pretende recrear, literariamente, los grandes acontecimientos bélicos del siglo XX. No es lo mejor que ha escrito (siempre preferiré su “Los pilares de la tierra” a cualquier título que haya publicado o publique) y tampoco un libro imprescindible para entender la conflagración mundial, pero es un libro que resulta interesante a ratos y que incluyo en esta lista porque es la novela más importante sobre la Gran Guerra que se ha publicado últimamente. Tiene ese aliento e intención épicos (o al menos lo intenta) que se deja extrañar en las novelas actuales.

Ojalá disfruten la lectura de uno o más libros de esta lista, como yo los disfruté en su momento. Tienen todo el año para hacerlo. 


Escrito por

Jorge Moreno Matos

Periodista por accidente. Historiador frustrado. Padre orgulloso. Rabiosamente ateo.


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